Yolanda Vaccaro: Mónaco, la otra cara.

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La otra cara de Mónaco

Por: Yolanda Vaccaro *
Domingo 3 de Julio del 2011
Mónaco es sinónimo de espectaculares paisajes veraniegos, de glamour y de romances de la archifamosa familia Grimaldi. También lo es del Gran Casino de Montecarlo, de sospechas de blanqueo de dinero y de paraíso fiscal.

Pero, en estos días, de lo que más se habla es de la boda del príncipe Alberto con la ex nadadora sudafricana Charlene Wittstock, celebrada ayer en el principado con los fastos y la repercusión correspondientes.

El principado, de apenas 2 kilómetros cuadrados de extensión –es la segunda ciudad-Estado más pequeña del mundo, luego del Vaticano–, muchas veces logra opacar con su emplazamiento de ensueño, en plena Costa Azul, su controvertido significado comercial y económico y sus extravagantes noticias de color de rosa.

MAGNETISMO Y POLÉMICA
“Aunque no es su primera finalidad, esta boda contribuirá a corregir la imagen estereotipada de Mónaco, a que se conozca mejor la identidad monegasca y sus valores económicos, sociales, culturales, humanitarios, deportivos y medioambientales”. Así se expresó el príncipe Alberto de Mónaco en una entrevista con “Le Journal du Dimanche”, días antes de su boda. “El poder de atracción de Mónaco se reforzará”, expresó el príncipe.

El caso es que el magnetismo del pequeño territorio nunca ha decaído desde la llegada, hace 55 años, de la bella Grace Kelly para casarse con el príncipe Rainiero. El arribo de Grace, una de las más recordadas estrellas de cine en Hollywood, cuya trágica muerte en un accidente de automóvil contribuyó con la leyenda que desprende Mónaco, convirtió al principado en un polo de atracción romántico. Pero inevitablemente también recordó su condición de paraíso fiscal, una situación que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando el príncipe Carlos III suprimió los impuestos. Para el Fondo Monetario Internacional, Mónaco es uno de los 36 países o territorios del mundo considerados paraísos fiscales.

Lo cierto es que Mónaco no aplica impuestos sobre la renta y el patrimonio de sus habitantes, algo que ha atraído hacia el principado a un número destacable de millonarios de todo el mundo y de todos los pelajes en una figura polémica, ya que la gran mayoría obtiene sus ingresos fuera pero los traslada allí por sus conocidas ventajas fiscales.

Está claro que el enlace de esta semana ha colocado los focos mundiales sobre el famoso principado. Y, por sus palabras, está claro también que el príncipe Alberto reconoce la imagen frívola y controvertida que proyecta Mónaco y que tiene en su condición de paraíso fiscal uno de sus mayores atractivos, pero también su mayor talón de Aquiles, si de imagen se trata.

MUCHAS VENTAJAS Y POCOS DEBERES
Mónaco como principado no forma parte de la Unión Europea (UE), pero tiene una completa unión aduanera con Francia. También por su vinculación con Francia, su moneda de uso corriente es el euro, lo que en la práctica le permite gozar de todas las ventajas de los países miembros de la UE. Pero, como apuntan sus detractores, no cumple los deberes que afrontan los demás. Gracias a su situación de paraíso fiscal, recibe ingentes cantidades de capital e inversión, lo que perjudica a vecinos como España. En este escenario, por ejemplo, las dos terceras partes del presupuesto de la ciudad-Estado, de unos 1.400 millones de dólares, están formadas por los ingresos del Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA), el impuesto directo que se aplica sobre todas las operaciones de compra y venta.

No obstante, se trata de una situación tolerada por los gobiernos europeos, pero algunas veces criticada y hasta denunciada por los inspectores fiscales de algunos países que ven a Mónaco como uno de los paraísos fiscales a los que es más difícil enfrentar. Porque el principado, siempre a la vera de Francia, tiene en París a un protector de primera línea por intereses mutuos.

Por supuesto, no todos los franceses piensan igual. En el 2000, dos parlamentarios galos acusaron a Mónaco de pasividad al permitir blanqueo de capitales en su famoso Gran Casino, cuya propiedad, en su mayor parte, corresponde al Estado. La denuncia no pasó a mayores.

Asimismo, cada cierto tiempo se tiene noticia de que las autoridades fiscales españolas persiguen, cuando pueden, a aquellos españoles o residentes en España que, sin embargo, alojan sus fortunas en paraísos fiscales como el famoso principado.

El príncipe Alberto, pues, ha decidido tomar cartas en torno a la imagen de Mónaco y en ello trabaja desde hace años. Es una tarea difícil pero que ya ha dado algún resultado. En el 2009 logró que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo de Europa (OCDE) borre a Mónaco de la lista negra de paraísos fiscales que no están dispuestos a cooperar a la hora de perseguir a personas y entidades evasoras de impuestos. Sigue siendo un paraíso fiscal, pero “colaborador”. Claro que otra cosa es que consiga convencer a la opinión pública generalizada, el verdadero campo de batalla.

¿Por qué los famosos buscan residir en Mónaco?
La agencia de noticias DPA recordó esta semana que el escritor William S. Maugham definió una vez a Mónaco como “un lugar soleado para gentes oscuras”.

El caso es que para tener residencia en Mónaco -y, entre otras cosas, no pagar impuestos a la renta y al patrimonio- es necesario vivir en el principado al menos durante seis meses y un día al año. De todas formas, los controles no parecen ser muy estrictos.

Tienen residencia en Mónaco empresarios como los gemelos David y Frederick Barclay, propietarios de diarios británicos como el “Daily Telegraph”; o Michele Ferrero, dueño de la empresa italiana de alimentación Nutella.

También cuentan con residencia monegasca el número 2 del tenis mundial, el serbio Novak Djokovic, y los ciclistas belgas Tomm Boonen y Eddy Merckx.

En los últimos años, asimismo, ha aumentado exponencialmente el número de residentes rusos y chinos con sus correspondientes suculentas cuentas corrientes.

DEPORTE, ECOLOGÍA Y NEGOCIOS
Mónaco acoge destacados eventos deportivos de tenis y el Gran Premio de la Fórmula 1. Asimismo, Alberto II es miembro del Comité Olímpico Internacional. Sus intervenciones en foros deportivos le han labrado en los últimos años una imagen comprometida con el deporte. Y él no ha dudado en afirmar que espera que su flamante esposa, ex deportista profesional, desarrolle su imagen como embajadora de las Olimpiadas Especiales.

El soberano, además, se ha posicionado del lado de los defensores del medio ambiente y la ecología. Así, se ha propuesto promover el uso de los automóviles ecológicos, y este fin de semana dio ejemplo cuando, después de la boda, el matrimonio recorrió las calles del principado en un automóvil Lexus LS600 de motor híbrido, que apenas emite anhídrido carbónico a la atmósfera.

Sus loables vocaciones altruistas son conjugadas por Alberto II con la marcada tendencia de la familia Grimaldi a hacer negocios, a tal punto que en la web oficial de su boda constan los logos de las marcas de las empresas patrocinadoras del enlace.

[*] Corresponsal en Madrid

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