Yolanda Vaccaro: Bicentenario de las Cortes de Cádiz

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EL INICIO DEL PARLAMENTARISMO EN EL MUNDO DE HABLA HISPANA
Bicentenario de las Cortes de Cádiz

Carta Magna elaborada por esa asamblea impulsó la independencia

Por: Yolanda Vaccaro Corresponsal
Domingo 3 de Octubre del 2010
MADRID. Hace 200 años los españoles nacidos en la península y los criollos, entre ellos algunos peruanos, formaron las Cortes de Cádiz, la asamblea que dos años más tarde alumbraría la Constitución de Cádiz. Una Carta Magna que delimitó el concepto de nación española, incluidas la península, América y las colonias españolas en Asia. Las Cortes de Cádiz se consideran el germen del parlamentarismo en España y la América hispana y fue a su vez uno de los impulsos de las independencia de las colonias “de ultramar”.

NACIMIENTO DE LAS CORTES
En 1808 Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII y este, a su vez, lo hizo a favor de Napoleón que, finalmente, situó en el trono español a su hermano José Bonaparte. Los franceses ocuparon España mientras se organizaba la resistencia. La población se constituyó en juntas provinciales que se sometieron a la Junta Suprema Central Gubernativa en setiembre de 1808, con sede primero en Madrid y luego en Sevilla. Las colonias en América también se sometieron a esta jurisdicción como depositaria de la soberanía hasta el retorno de Fernando VII. En enero de 1810 esta Junta Central convocó a Cortes Generales y Extraordinarias, que se instalaron el 24 de setiembre en la localidad de la provincia de Cádiz de Isla de León (actual San Fernando). Posteriormente, la reunión se trasladó a la capital gaditana.

Con las Cortes de Cádiz “comenzó el parlamentarismo en España porque a partir de la Constitución de Cádiz las nociones de libertad, soberanía o constitución han formado parte del vocabulario colectivo” recalca el historiador José María Lama. Por supuesto hay lecturas en otros sentidos como la del politólogo Fernando Álvarez Balbuena, que apunta que el pueblo no quería una constitución porque “no la entendía” y “solo quería el regreso de Fernando VII”.

El caso es que, en efecto, las Cortes de Cádiz tuvieron como misión establecer un poder de resistencia al avance napoleónico y redactar una constitución que le diera sentido. Sancionada el 19 de marzo de 1812, la Carta Magna resultante supuso uno de los textos constitucionales más avanzados del mundo en materia de derechos políticos, convirtiendo a los súbditos en ciudadanos. Asimismo introdujo el voto universal para los varones, lo que en la práctica fue determinante para ampliar la base social de la clase dirigente a favor de la burguesía, equiparándola en derechos políticos con la aristocracia. Igualmente instauró la elección democrática para los representantes en los gobiernos locales y regionales. También fijó la libertad de imprenta y de industria. Abolió la Inquisición. Y prohibió la vejación de los indígenas algo que, lamentablemente, no se llegó a aplicar a causa de la obcecación de las castas dirigentes. No reconoció la igualdad entre hombres y mujeres y tampoco entre todos los seres humanos, algo que tardaría algunos años en llegar a América.

La Constitución de Cádiz oficialmente solo estuvo en vigor durante dos años, ya que al retornar Fernando VII decretó la disolución de las cortes, derogó la Constitución de 1812 y detuvo a los diputados de la facción liberal. El rey retornado reinstauró el absolutismo en España. Paradójicamente –o precisamente– la impronta de Cádiz arraigaría y se afianzaría en las colonias de América a cuyos dirigentes –que en su mayoría eran criollos y al principio pensaban más en una reforma que en una revolución– no les quedó más remedio que romper con la “madre patria” ante la involución impuesta por Fernando VII.

LA CUESTIÓN AMERICANA
A las Cortes de Cádiz acudieron representantes de los virreinatos del Perú, de la Nueva España, del Caribe y de Florida. No participaron ni Venezuela ni el Río de la Plata. Sesenta de los 300 miembros de las Cortes fueron americanos.

Pronto quedó en evidencia que muchos de los intereses de los peninsulares chocaban con los de los criollos, que querían que sus derechos se equipararan a los de los españoles nacidos en la metrópoli. Asimismo hubo una clara contraposición entre las tendencias liberales y las de los nostálgicos del antiguo régimen. Justamente se alaba que a pesar de tales divergencias se haya podido llegar a redactar un texto como la Constitución de Cádiz.

La citada Carta Magna fue jurada en los territorios en América. Y las repúblicas que nacieron de las independencias producidas entre 1820 y 1830 se inspiraron en este texto para redactar sus propias constituciones.

200 AÑOS DESPUÉS
A pesar de su corta duración y del retorno del absolutismo con Fernando VII, pocos dudan del avance conceptual y de conciliación que supusieron las Cortes de Cádiz y su Constitución.

Por eso en la celebración del segundo centenario de la instauración de las citadas cortes, el rey Juan Carlos animó a seguir el ejemplo de consenso para continuar la construcción de “una España moderna, unida, diversa y solidaria”. Para el rey las Cortes de Cádiz fueron una “semilla de libertad”, pues establecieron reglas esenciales para “luchar contra la amenaza y la opresión”.

Para José Bono, presidente del Congreso, el 24 de setiembre de 1810 las Cortes de Cádiz “derribaron los pilares del antiguo régimen y supusieron la entrada en la modernidad”.

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