Yolanda Vaccaro: Sáhara Occidental, el último territorio de África por descolonizar. El caso de Aminetu Haidar

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ESPECIAL. ASUNTOS PENDIENTES EN ÁFRICA

Sáhara Occidental: el último territorio por descolonizar
Por: Yolanda Vaccaro Corresponsal

MADRID. La activista saharaui Aminetu Haidar ha logrado que en un mes se hable del Sáhara Occidental mucho más de lo que se ha hablado durante los últimos 30 años. Se trata del conflicto del último territorio de África por descolonizar, según definición de Naciones Unidas.

El pasado 14 de noviembre Haidar, nacida en 1967 en El Aaiún —una de las cuatro provincias del Sáhara Occidental—, regresaba de Nueva York, donde había recibido el Premio Coraje Civil de la Fundación Train. Obtuvo el galardón por su lucha pacífica para que se celebre el referéndum de autodeterminación del Sáhara estipulado por la ONU, una lucha por la que incluso sufrió desaparición forzosa a manos de Marruecos. El caso es que al regresar a El Aaiún, donde vive con su madre y sus dos hijos, la activista hizo escala en Madrid y en Las Palmas de Gran Canarias. Al llegar al aeropuerto de El Aaiún llenó el formulario de fronteras escribiendo en el apartado de nacionalidad la palabra “saharaui”. Los gendarmes marroquíes reaccionaron expulsando a Haidar ya que su nacionalidad, oficialmente, es la marroquí. Haidar fue llevada a Lanzarote, en Canarias. Al llegar al aeropuerto español, el 15 de noviembre, emprendió una huelga de hambre para que la dejasen regresar a su tierra.

En este tiempo el Gobierno Español ofreció a Haidar diversas soluciones, incluida la de concederle por decreto la nacionalidad española y darle una vivienda gratis. Pero la activista no dio su brazo a torcer hasta que, el pasado jueves, logró su propósito. Marruecos tuvo que ceder por esta vez y, tras 32 días de huelga de hambre, Haidar regresó a El Aaiún.

España ha vivido esta crisis con un inevitable sentimiento de culpabilidad. Y es que el tema ha vuelto a traer a las portadas la estrepitosa retirada de España del Sáhara, territorio bajo dominio español desde 1884 hasta 1975, cuando el último gobierno del dictador Francisco Franco abandonó la zona y la dejó a merced de la invasión marroquí.

El conflicto del Sáhara es uno de los asuntos irresueltos que la ONU no ha podido desenmarañar ante la postura intransigente de Marruecos y el apoyo a Rabat por parte de EE.UU. y Francia.

ERRÓNEA DESCOLONIZACIÓN
En 1884 el territorio en cuestión estaba habitado por tribus nómadas. Ese año una expedición levantó el primer asentamiento español en Villa Cisneros, actual Dajla —una de las cuatro provincias saharauis—. Desde España sucesivas delegaciones militares se fueron asentando en el terreno. En 1934 fundaron la ciudad de El Aaiún.

En 1956 Marruecos se independizó. Su entonces príncipe heredero —que luego reinaría como Hassan II, padre de Mohamed VI, el rey actual— instigó a que bandas armadas atacaran las fortificaciones españolas. Fracasaron. Hassan II esperó hasta que vio llegar la ocasión propicia para, por fin, hacerse con el territorio.

En 1973 grupos de independentistas saharauis habían empezado a emprender acciones de guerrilla contra las tropas españolas. El 16 de octubre de 1975 el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas se encaminaba hacia la aceptación de la autodeterminación del pueblo saharaui. El 6 de noviembre de 1975, el rey marroquí lanzó a 350.000 marroquíes a la frontera norte del Sáhara; era la denominada “Marcha Verde”, en alusión al color de la estrella de la bandera marroquí. Con Franco agonizando —moriría el 20 de noviembre—, España claudicó de sus obligaciones como potencia colonizadora y, a través de los Acuerdos de Madrid —considerados ilegales por la ONU—, dejó el territorio en manos de Marruecos y Mauritania. Luego el pueblo saharahui soportaría una invasión a sangre y fuego; cientos de civiles saharauis fueron masacrados con bombas de napalm y fósforo blanco. Un grupo de la resistencia organizó el gobierno saharahui en el exilio que, bajo la denominación de República Árabe Saharahui Democrática y bajo el mando del Frente Polisario, se asienta en la región argelina de Tinduf.

Cuatro años más tarde Mauritania cedió el territorio que había ocupado al Frente Polisario, pero Marruecos invadió rápidamente la zona.

Hasta 1991 el Frente Polisario combatió a los ocupantes. Ese año, al amparo de Naciones Unidas, Marruecos y el Frente Polisario firmaron un alto el fuego acordando celebrar un referéndum de autodeterminación. La ONU envió a la zona a la Minurso (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental). Pero, con el apoyo de Francia y EE.UU., Marruecos ha puesto todo tipo de trabas para el referéndum que, hasta ahora, brilla por su ausencia.

Uno de los principales escollos para la celebración de la consulta popular reside en el censo. Actualmente viven en el Sáhara unos 150.000 colonos marroquíes y unos 70.000 saharauis. En los campos de refugiados de Tinduf viven unos 100.000 saharauis a quienes Marruecos pretende vetar el derecho de voto.

En todos estos años los saharauis han reclamado constantemente que España cumpla con sus responsabilidades. Una de estas exigencias, la más mediática de los últimos tiempos, ha sido la reivindicación de Aminetu Haidar.

SEPA MÁS
Un reto para los españoles
Grupos destacados de presión de la sociedad española, como el formado por los artistas que siempre apoyan al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), han encabezado una campaña reclamando al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que presione a Marruecos para ayudar a Haidar y para que se celebre legítimamente el referéndum de autodeterminación en el Sáhara.

El actual Ejecutivo español mantiene excelentes relaciones con Marruecos, a diferencia de lo que ocurrió cuando gobernaba José María Aznar que, en su segundo mandato, tuvo momentos de fricción con Rabat.

Campamentos saharauis en El Aaiún
Hace unos años un grupo de corresponsales extranjeros en Europa fuimos invitados a Marruecos por su Gobierno. Volamos a El Aaiún desde Rabat. El Gobierno Marroquí nos quiso mostrar el supuesto progreso llevado al Sáhara, donde ha construido algunos hospitales y plantas potabilizadoras de agua. Sin embargo, alrededor de estos edificios y de este pretendido progreso, los campos de refugiados y las carpas de miles de saharauis resultaron la prueba evidente de que algo no funciona bien.

Los funcionarios marroquíes pretendían que no veamos estos campos de refugiados, como si fueran transparentes.

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